Esta semana, la perashá se llama Fineḥás y trata del honor por la verdad. Fineḥás demostró honor cuando vindicó el nombre de nuestro Maestro Moshé, alaú haShalom. También vemos comos las hijas de Ṣelofeḥad honraron a su tribu cuando defendieron su herencia tribal. El acto de estas cuatro mujeres logró establecer un precedente en Israel, de que ninguna herencia debería perderse por causa de falta de descendientes directos. El Eterno, alabado sea, incluso alabó el acto de ellas. 

En estos días muchos sefaradíes están bajando sus cabezas y cortando con la herencia de sus ancestros al no tener el coraje de honrar a sus padres delante de una autoridad política opresora. Al convertirse para satisfacer una formalidad política israelí (anti-halákhica), están perdiendo su herencia, ya que un convertido corta con todos los vínculos de su familia para asumir una nueva familia espiritual. Es una tremenda vergüenza que muchos sefaradíes desprecien a sus parientes que murieron durante la inquisiciones española y portuguesa. Los estudios sociológicos y antropológicos han demostrado la cantidad de judíos que han practicado el judaísmo secretamente a través de los siglos. ¿Cómo es posible que uno de sus desciendientes hoy vengan a tirar la sangre de sus ancestros por la vereda porque una persona le diga que no tiene “documentos judíos” para sustentar su judeidad? La Toráh contiene una miṣwáh con promesa: “Honra a tu padre y tu madre para que tus días sean alargados”. Algunos Sabios interpretan que esta promesa abarca la vida en este mundo y el mundo venidero. Los ejemplos de las hijas de Ṣelofeḥad y Finehás servirán como ejemplo de preserverancia y la defensa de nuestra herencia como sefaradíes.

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