Debarim 26:1–29:8
La perashá de esta semana se titula Ki Tabó (“Cuando habrás llegado…”).
Nuestro Maestro Moshé, la paz sobre él, está en frente del pueblo en la tierra de Mo’ab, dando su último discurso antes de morir. La mitad de las tribus se colocan del lado del monte ‘Ebal y la otra mitad al lado opuesto, en el monte Gerizim.
La tribu de Lewí sirve como árbitro. Quienes están en el monte Gerizim pronuncian las maldiciones, mientras aquellos en el monte ‘Ebal responden amen y visceversa. Después de esto, Moshé le recuerda a la nueva generación de todas las bendiciones que vienen producto de guardar los mandamientos, juicios y estatutos de la Toráh. Por otro lado, si no guardan la Toráh, vendrán maldiciones sobre todo el pueblo.
De esto aprendemos que el pueblo de Israel es una unidad y que El Eterno, alabado Sea, lo considera una entidad y no individuos.
La perashá recibe su nombre por causa de la miṣwáh de los ma’aseroth (diezmos) del tercer año que deberían llevarse a Jerusalén para los pobres (convertidos, viudas, huérfanos y levitas). Al llevar las ofrendas, es necesario hacer una declaración inicial que menciona al arameo, Labán, quien oprimió a nuestro padre Ya’aqob, que en paz descanse. Esta declaración recuerda al israelita de sus orígenes. ADONAY, bendicho Sea, escogió al pueblo Israel, no por ser el pueblo más significativo ni más inteligente, sino por amor a los patriarcas que cumplieron Sus mandatos con integridad.
Los Sabios dicen en los Pirqué Aboth:
“Recuerda estas tres cosas y no llegarás a pecar–de donde viniste, hacia dónde vas y delante de quien tendrás que rendir cuentas. ¿De dónde viniste? De una gota putrefacta. ¿Hacia dónde vas? Hacia el lugar de los gusanos. ¿Y delante de quién tendrás que rendir cuentas? Delante del Rey de Reyes, El Santo bendicho es”.
Nuestro Maestro Moshé les recuerda a los hijos de los que murieron en el desierto:
“Ustedes vieron todo lo que hizo ADONAY delante de sus ojos en la tierra de Egipto, al faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra”.
Si quieres las bendiciones de la Toráh, es necesario recordar diariamente y continuamente la salida de Egipto. Muchas personas viven la vida sin un propósito, como barcos perdidos en el océano. Y, ahora yo pregunto, ¿De dónde viniste? ¿Hacia dónde vas?