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El día más esperado ha llegado. Hace varias semanas que todos hemos estado trabajando para el gran concierto. Todo está listo. Los músicos han estado ensayando en los últimos 7 días. La tarima, las luces, los efectos especiales están en orden. Los técnicos de sonido y de ambientación están esperando la orden para comenzar. El artista principal llega al escenario y el público comienza a gritar, aplaudir eufóricamente. De repente, dos de los músicos principales comienzan a tocar un rítmo desconocido para los demás. Sorprendentemente, esos dos caen de un ataque cardiaco. En lugar de gozo y alegría, el concierto se convierte en un lamento.

Esta anécdota ayuda entender lo que ocurrió en el octavo día después de la preparaciones de los sacerdotes para oficiar en el Mishkán (Tabernáculo). Los dos hijos de Aharón, Nadab y Abihu murieron al llevar fuego «extraño» al altar del incienso. Fueron culpables de cometer una de las más graves violaciones—’Abodá zaráh (servicio extraño = idolatría). El Eterno, bendito sea Su Nombre, le dice a Moshé que a esto Él se refirió cuando dijo que iba a sanctificarse en medio del pueblo. Después del pecado del becerro dorado, muchos merecieron morir. Sin embargo, Moshé intercedió para que no siguieran muriendo más personas. Aparentemente, el Dio bendito estaba esperando pacientemente para glorificar Su Nombre. Podríamos entender por la yuxtaposición con la prohibición para los sacerdotes de tomar bebidas alcóholicas antes de oficiar, que Nadab y Abihu habían tomado antes de iniciar su oficio. ¿Cómo es posible que dos miembros de la familia sacerdotal, escogida por El Eterno, alabado sea Su Nombre, hayan tomado este evento tan ligeramente? 

HaGeburáh, bendicho Su Nombre, quiso demostrarle al pueblo hebreo que Él merece ser respetado y temido. La Toráh contiene 365 miṣwoth negativos (no hacer). Pare cumplir esos mandamientos, es necesario temer al Cielo. Sin temor no hay reverencia, como dice en los proverbios, «El temor al Eterno es el principio de la sabiduría». Podríamos deducir por comparación de textos, que Nadab y Abihu no andaban en reverencía delante del Cielo. 

El deseo del Cielo es que aprendamos a distinguir entre lo profano y lo sagrado, entre lo puro e impuro. Este es el motivo por el cual Él especifica una dieta para los hijos de Israel. Aún más, tocar el cadaver de un animal, ave, pez, reptil o insecto no apto para el consumo, impurifica a la persona (ritualmente). La finalidad de estas prohibiciones es mantener un estado de pureza ceremonial para acceder al ámbito del Creador—El Templo. De hecho, mantener este grado de pureza es extremadmente dificil de lograr, lo cual da a entender que no era posible frecuentar al Templo diariamente. El Sabio Maimónides explica en Moré Nebukhim que una persona que frecuenta la casa de su amigo, será odiado. Desde el punto de vista de la persona, se puede decir que toma de menos el hogar de su amigo. Esto es precisamente lo que ADONAY, el Bendicho, quiere enfatizar a Su pueblo amado.

«Porque Yo Soy ADONAY vuestro Dio. Santifíquense y serán santos porque Yo Soy santo…y Yo les he sacado de Egipto para ser vuestro Dio. Sean santos porque Yo Soy santo”.