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Este Shabbath estudiamos la perashá Nassó. Ella contiene instrucciones sobre los Levitas, Bendición Aharónica, el nazareo (nazir) y la ceremonia de la sotáh. 

En los últimos 20 años, ha habido un aumento en los divorcios en el mundo entero. Hay muchos factores y razones por el cual se ha dado esto. Sin embargo, hay un factor que es común en todos los casos -el orgullo propio. 

Al analizar la ceremonia de la Sotáh, nos daríamos cuenta que hay una lección extraordinaria en ella. La Toráh enseña que un esposo celoso podía llevar a su esposa al Sanedrín al sospechar que su mujer le haya sido infiel. Esto sucedía luego que el esposo le habría advertido a su mujer de no mantener contacto con un tal fulano. Después, al no tener dos testigos fidedignos, si él sospechaba que ella le fue infiel, podía acudir a las autoridades. La Toráh explica que el Nombre del Eterno se escribe en un pergamino y después es mezclado con agua. Sabemos que está prohibido borrar elNombre Sagrado. Por otro lado, ADONAY Yitbarakh, lo permite para esta ocasión. 

Hay varias enseñanzas aquí. Primero, El Eterno, alabado sea, permite que el esposo tenga paz mental, al permitir que se investigue el caso. Segundo, El Bendito, permite que Su Nombre sea borrado con tal de mantener shalom bayit. Finalmente, aprendemos que uno debe bajar la cabeza para crear la paz en el hogar.

R’Meir supo de un caso, por medio de Ruaḥ haQodesh, de un esposo que no quería permitir que su esposa entrara a la casa sin primero escupir en la cara de R’Meir. Esta pobre mujer no sabía que hacer, ya que al hacer aquello, significaría profanar el Nombre de El Eterno. Los vecinos la exhortaron hacerlo para volver a su casa. Por otro lado, R’Meir se ingenió la idea de que su ojo estaba adolorido y de que era necesario que alguien le aplicara un remedio con saliva 7 veces. ¡Así fue! Esta señora se acercó a él llena de temor y vergüenza. El Rabino notó su timidez y le dijo como aplicarle el remedio. Después de hacer esto, le dijo, «¡digale a su esposo que no sólo escupiste en mi cara una vez, sino siete veces!”

Este gran hombre se asemejó a Su Creador, humillándose para traer paz a un hogar. ¿Cuánto más nosotros que no somos tan grandes? Dice el Talmud que un divorcio es igual a la destrucción del Templo. Además dice que el «altar celestial» gime por causa de aquello. Por otro lado, cuando se edifica una casa en Israel con Toráh y miṣwot, se considera como si se hubiera construido Yerushalayim.

Que El Eterno, bendito Sea, nos permita reconstruir Yerushalayim y el Santo Templo. ¡Ken yehí raṣón! 

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