Seleccionar página

En los años embolismales (año con 13 meses), hay dos meses de Adar: Adar I y Adar II. La fiesta de Purim se celebra en Adar II. Como resultado, el día 15 de Adar I es llamado «Purim Qatán», ya que no se observa la fiesta en ese mes. Los Sabios de Israel fijaron separaciones/porciones de la Toráh que están vinculadas con los eventos de nuestro pueblo, generación trás generación. La porción (perashá) de esta semana se llama «Ki Tisá». Esta perashá contiene detalles fuera de cronología, como hemos visto en la perashá Yitró. La perashá Yitró explica la dádiva de la Toráh al pueblo de Israel. En la perashá Ki Tisá, vemos lo que ocurre mientras Moshé, nuestro Maestro, está en el Sinaí recibiendo las Tablas de la Ley. 

Debemos preguntarnos, ¿Por qué escribió Moshé el relato del becerro de oro después de todos los detalles del Mishkán (tabernáculo)? ¿Por qué la perashá comienza con el tema de expiación? Es evidente que El Eterno, alabado Sea, deseó enseñarnos algo con ésta yuxtaposición. Dicen nuestros Sabios que ADONAY, bendicho Sea, prepara el remedio antes de la plaga. Si tomamos la palabra «expiaciones» (kippurim) en hebreo y quitamos las vocales, se podría leer «ke-purim» (como Purim). Es decir que por medio del derash (búsqueda) se puede relacionar el Purim de la Reina Esther con la expiación del medio sheqel (moneda de plata) que se encuentra en esta perashá. Así como El Creador, bendicho Sea, puso a Hadassá (Esther) en el palacio de Persia para el encuentro con Hamán, también lo hizo en ésta perashá al instruirle a los hijos de Israel ofrecer un medio-sheqel para el Mishkán, para evitar una plaga.

Otra pregunta que debemos hacer es, ¿Es posible expiar algún pecado con dinero? Evidentemente la respuesta es sí. Aún más, nuestros Sabios enseñan que dar ṣedaqáh (limosna) puede salvarnos de las calamidades. Este es un concepto expuesto en varios lugares en el Talmud. En el Tratado Sanedrín folio 98a, los Rabinos discuten sobre los días que preceden la venida del Hijo de Dawid. Uno de ellos expresa que no quiere estar ahí para sufrir en aquellos días. Otro pregunta, ¿Qué cosa podrá el hombre hacer para librarse del sufrimiento de la angustia? Una de las soluciones para esa calamidad será el mérito de haber practicado la ṣedaqáh.

En nuestros días, ya no tenemos Templo en Jerusalén. La sinagoga es considerada «un pequeño Templo». Aunque ya no podemos dar el medio-sheqel sin Templo en Jerusalén, podemos practicar la ṣedaqáh y perpertuar el estudio de la Toráh, aferrándonos a los Sabios de Israel. 

Sea la voluntad del Eterno, alabado Sea, que seamos librados de toda enfermedad, plaga o destrucción nefasta al sostener los «pequeños Templos».